El Gourmet Urbano: Cada vez comemos menos #PAN

miércoles, 29 de noviembre de 2017

Cada vez comemos menos #PAN

¿El pan está de moda? Puede ser. Al menos eso es lo que lleva años repitiéndose, mientras no paran de abrir panaderías de diseño que prometen masas madre, fermentados lentos y gran calidad, y en las librerías siguen arrasando los libros para hacer pan en casa.



Sin embargo, hay un pequeño detalle que falla en esta bonita teoría que a todos nos gustaría creer: en España cada vez se come menos pan. Un reciente informe sobre la merienda de los más pequeños ya daba una pista al desvelar que el clásico bocadillo había perdido terreno por las tardes.

Ahora es el Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente (MAPAMA) quien en su informe anual sobre el mercado del pan en España pone cifras al asunto. Y no son buenas, porque en 2017 el consumo ha caído en un 2,6%, lo que se traduce en algo más de 34 kilos por persona y año.

Aunque se trata de un tendencia general en Europa, la media del continente es muy superior a la española, con un consumo de más de 63 kilos anuales por habitante, según datos de finales de 2016. Es decir, casi el doble de lo que se come por aquí, por mucha panadería con mesas de madera y panes llenos de semillas que parezcan abrir casi a diario en cada barrio.

Pero volviendo al estudio, el pan industrial -cabe suponer que hablamos de tostadas y pan de molde- sigue siendo minoritario (18%) frente al pan fresco y congelado (82%). Pese a ello, el primero registra un pequeño aumento, frente a la caída en el pan de panadería. Si habláramos de pan bueno -es decir, lo más alejado posible de ese pan de gasolinera caliente e insípido que tanto abunda-, posiblemente los datos serían todavía más preocupantes.

¿Estamos en medio de una burbuja panarra en la que se habla mucho de pan pero se come poco? ¿Ocurre como con el vino, otro de esos sectores en los que tenemos la sensación de ser grandes (y buenos) consumidores y luego estamos a la cola?

Eso parecen indicar los números, aunque quienes quieran consolarse también pueden pensar que en Europa hace 12 años se consumían 67 kilos anuales per capita, y ahora son sólo esos 63 kilos de los que hablábamos.

La mala fama nutricional que durante años ha soportado el pan, unido a la baja calidad que en general sigue siendo la tónica general del país, pueden ser dos buenas explicaciones para entender esta tendencia a la baja. Tal vez, empezar a reivindicar más panaderías de verdad y menos boutiques de pan -con mucha imagen y poca miga, nunca mejor dicho- sería un buen comienzo para que, al menos, el poco pan que comemos sea del bueno.

IKER MORÁN

No hay comentarios. :