Las setas son sin duda uno de los productos más recurrentes del otoño, por ello queremos aprovechar la oportunidad para contaros como combinar aquellas que más comunalmente encontramos en estas fechas en los mercados con las bebidas que según sus cualidades gastronómicas mejor armonizan. Nuestra sugerencia es que los hongos se elaboren solo con un simple toque de plancha y un chorrito de aceite oliva virgen extra que es como mejor se respeta un producto tan notable.
Maridaje de níscalos, con Juan Gil Moscatel de Grano menudo 2013, Seco
Uno de los hongos más comunes y apreciados por su sabor ligeramente dulce, con recuerdos oxidativos y de apariencia naranja zanahoria, en su versión no vinosa, que lo hace muy atractivo, siendo una de las setas más difíciles de confundir con sus congéneres venenosos.
Por sus características, recomendamos un vino seco con matices frescos y sabrosos, que acompañe a los sabores ligeramente amargos de la seta pero sin taparlos ni quedar por encima de estas.
Maridaje de boletus con Palo Cortado V.O.R.S de Bodegas Tradición
Conocido en el norte de España como hongo, posee un gran valor gastronómico. Es de color blanquecino y textura carnosa. Su sabor que recuerda a las avellanas y, su gusto ligeramente dulce, es idóneo para maridar con el sabor salino y los matices metálicos de un buen Palo Cortado, joya de la sumillería española con más de 32 años de envejecimiento como promedio.
Maridaje de chantarella con cerveza Lambic, Cantillon Fou´Foune
También se la conoce como rebozuelo, de color anaranjado tiene una textura blanda y fácil de cocinar. En él predominan olores a frutas como el melocotón o el albaricoque y junto a su melosidad en boca y ligero sabor dulce la hacen ideal para arroces y revueltos.
Se combina bien con bebidas ligeramente carbónicas como esta cerveza belga de dos años de envejecimiento fermentada con albaricoques y con sutiles sabores frutales sin perder el carácter cervecero inicial.
Maridaje de trompetillas de la muerte con Taberner nº1 2005, 100% Syrah de Huerta de Albalá
Trompeta negra o la trufa de los pobres, de textura muy suave, consistencia fina y un color que va del gris ceniza al negro azulado. Su aroma es ligeramente terroso con sabores que nos recuerdan a las nueces y la trufa negra.
Ideales para hacer en un risotto meloso que extrae la máxima expresión de las setas. Para combinarlo hacerlo con vinos tintos de carácter y bien estructurados. Por ello, me inclino por este peculiar y reconocido tinto gaditano, con una boca cremosa, rico en frutas del bosque y refrescante acidez que logra un vino puro, opulento y espléndidamente equilibrado.
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Fuente: vanitatis.elconfidencial.com
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