El Gourmet Urbano: Fiat Pannis por Humberto Silva (@DeCastaLifeFood)

domingo, 8 de mayo de 2011

Fiat Pannis por Humberto Silva (@DeCastaLifeFood)

La Comunión de los Celiacos




Estamos entrando en el mes donde la iglesia católica se viste con sus mejores galas para recibir a centenares de niños que harán su primera comunión. Meses de preparación en la fe cristiana, de la ilusión de un traje blanco inmaculado en la niñas, la sobriedad de la primera corbata en los varones, hacen que mas allá de los principios y enseñanzas católicas se viva realmente una fiesta que contagia a familiares y amigos, siempre cubriendo hasta el mínimo detalle para que sea realmente inolvidable.
 
¿Pero, qué pasaría si algún niño no puede hacer su primera comunión por ser celiaco? Toda esa ilusión se vería disminuida prácticamente a no seguir los dogma católico de los siete sacramentos que, como el de la eucaristía, vendría a ser el signo de unidad, vínculo de caridad y banquete pascual en el que se recibe a Cristo, el alma se llena de gracia y se nos da prenda de la vida eterna (Cfr. Compendio del Catecismo de Doctrina Católica n. 271). Entonces, su fe católica se vería truncada por una enfermedad que realmente no desearía tener.
 
Si bien se sabe que para los católicos la hostia significa el cuerpo de Cristo y el vino la sangre, para los celiacos la hostia significa no poder comulgar, por la sencilla razón de su propia elaboración, ya que la misma está procesada con harina de trigo, la cual contiene gluten y que a su vez es la razón por la cual los celiacos deban cuidar su alimentación y hasta su fe. Les invito a releer mi artículo titulado El Gluten: El lado oscuro de algunos cereales, para que conozcan qué padecen estos hombres, mujeres y niños. La celiaquía, o intolerancia al gluten, es una enfermedad genética, la cual se “caracteriza por una inflamación crónica del intestino delgado o yeyuno, causada por la exposición a la gliadina, una proteína vegetal de algunos cereales en la dieta” (Wikipedia)
Ahora bien, sin entrar en profundidades y señalamientos, ya que lo que busco en mis escritos es el conocimiento, disfrute y el alcance del mundo del pan, pienso que podría buscarse alguna solución para aquellas personas que recién se inician en la comunión, o aquellos que aunque sus creencias religiosas están por encima de su salud, se ven limitados a recibir el cuerpo de Cristo porque no les sienta bien.
 
Según el Derecho Canónico, para que el Sacramento de la Eucaristía sea valido es necesario que: El pan sea substancialmente de trigo (amasado con harina de trigo y agua natural, y cosido al fuego). Si tiene algún elemento añadido no puede ser tal que el pan no sea considerado como de trigo según el estimado común. De modo que sería materia inválida el pan de cebada, de arroz, de maíz, etc., o el amasado con aceite, leche, etc. (Ver: Código de Derecho Canónico, C. 924, 2). Si el pan se ha corrompido de tal manera que su naturaleza esta substancialmente alterada y no se puede considerar pan, constituye materia inválida. El juicio sobre la validez de la sustancia debe basarse en el contenido del pan y no en su apariencia.

 
A todo lo dicho, la hostia debe ser elaborada de harina de trigo y nada más. No existen hostias libres de gluten, ni de otro cereal que no sea trigo. Visto de esta manera, los celiacos, o intolerantes al gluten, jamás podrán comulgar a no ser que se apliquen ciertas excepciones como que solo beban vino en representación de la sangre de Cristo. Esta excepción tiene sus detractores, ya que no ven con buenos ojos el hecho de que los niños a corta edad beban vino; lo que no es tan grave si solo se mojan los labios, o toman un pequeño sorbo.
 
El tema de que solo sea harina de trigo y no otro cereal, nos llevaría a debates de los cuales no llegaríamos a ningún lado, e indudablemente, haría que nuestra fe fuese perdiendo fuerza en estos tiempos donde uno de los lugares más seguro para refugiarse es la misma fe. Las hostias elaboradas de maíz serían una opción viable para los celiacos.
 
De arroz, papa o yuca no escaparían de la panadería religiosa y a lo mejor la iglesia captaría cientos, miles, inclusive millones de feligreses celiacos que cada día ven alejadas sus posibilidades de recibir el cuerpo de Cristo, con la esperanza fallida de encontrar en la fe su propia curación.
 
Ahora bien, si la hostia debe ser de trigo, el vino indudablemente debe ser de uva. Esta aseveración se debe a que, según el Código de Derecho Canónico, si existe algún sacerdote en vías de recuperación de alcoholismo y no pueda consumir vino se le permitirá mojar la hostia en el vino, pero a la vez podrá recibir un indulto para usar jugo de uva en vez de vino cuando presida la misa o para solo recibir la hostia cuando concelebra. Dicho indulto será otorgado por la Santa Sede, y a su vez debe ir acompañado por testimonios de un doctor que de fe de que la mínima cantidad de alcohol ingerido en la hostia mojada en el vino pondría en peligro la salud o recuperación del sacerdote. (Cong. Doc. Fe, carta, Sept 12, 1983).
 
Aquellos donde la gastronomía es nuestra pasión, sabemos que vino es vino y jugo de uva es jugo de uva, son dos cosas muy distintas, ya que el primero requiere de una fermentación alcohólica del segundo; es decir, el primero es resultado de una acción metabólica de las levaduras del jugo de uva para transformar los azúcares del fruto en alcohol etílico; el segundo no es más que la extracción del jugo del fruto y el cual se debe beber inmediatamente cuando se realice la extracción. El mínimo consumo de gluten en un celiaco pone en riesgo la salud del mismo, pero al parecer no existe ninguna Bula Papal, ese documento con su gran sello de plomo que la Santa Sede usa como ordenanzas y constituciones, condenaciones doctrinales, concesión de beneficios, juicios de la Iglesia, decretos de indulgencias, etc., que ampare a los intolerantes al gluten.
 
Si de justicia hablamos, pienso que Dios es el más justo de todos; de tal manera que, la iglesia debería, como igualmente lo hace para con sus sacerdotes, ser más flexible en cuanto a las normas establecidas según las escrituras y permitir la comunión con otro tipos de cereales, haciendo que más niños puedan recibir su primera hostia, no ser excluidos y sentirse que pertenecen a una sociedad en la cual cada día se les hace más complicado convivir. Siglo XXI de nuestra era, la era después de Cristo, la era en que debemos buscar más unión y menos exclusión. La era de lograr que ciertas cosas se adapten a la realidad de hoy.
 
N. del A.: Bula Papal del Siglo XX (1910); Quam singulari, de Pío X, por la que se declara la admisión de los niños al sacramento de la eucaristía a partir de los siete años.
N. del A.: Bula Papal del Siglo XXI hostia cerealis varius est…… en espera!

 
Humberto Silva


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